Tantas cosas vividas.
En la entrada de Disneyland hay un cartel que dice algo así como: “Here you forget today yesterday and tomorrow, and you enter into a world of fantasy”. Y así fue. Entré y me olvidé de todo. Cuántas cosas increíbles. De verdad. Qué manera de disfrutar las vacaciones. Programas soñados y para todos los gustos.
En la entrada de Disneyland hay un cartel que dice algo así como: “Here you forget today yesterday and tomorrow, and you enter into a world of fantasy”. Y así fue. Entré y me olvidé de todo. Cuántas cosas increíbles. De verdad. Qué manera de disfrutar las vacaciones. Programas soñados y para todos los gustos.
Pasear por una rambla llena de
palmeras con gente que te saluda. Echarse en la playa a leer. Andar en
bicicleta, caminar por las calles de Hollywood o Nueva York. Ir a museos de
arte o de ciencias, a muestras fotográficas, a parques de fantasía y montañas rusas,
casas embrujadas, juegos, efectos especiales, cines en cuatro dimensiones,
comedias musicales, espectáculos en el hielo.
Mojarte en una guerra con nieve,
ver una comedia romántica en el cine, visitar lugares y monumentos históricos.
Personajes de cera, atardeceres en el mar. Unos mates o unas cervezas, amigos,
gente nueva. Compras en todo tipo de barrios y puestos.
Cruzar el puente de Brooklyn
caminando o el Golden Gate en bicicleta. Bailar y palmear al ritmo de los negro
spirituals o en una batucada en la playa. Quedarse sin aliento después de un
recorrido por Alcatraz.
Bailar salsa hasta el sudor en
una Washington llena de nieve o un tema de Guns n´ Roses en una disco al otro
lado del país rodeada de gente que no viste ni volverás a ver en tu vida.
Ser como un niño, ser joven, ser
grande, simplemente ser y vivir. Para eso estamos…¿no?
Un buen comienzo. Me gusta, lo
llevo puesto.
Ati Irazusta
En una ruta que no es
la 66, 16 de febrero de 2010
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