Hay momentos que con una foto,
risas y cuentos no alcanza para mostrarlos o para volverlos. Pasan, quedan ahí,
en el corazón.
Un atardecer en el mar, una
bandada de gaviotas, una canción de Mary Poppins, una montaña rusa, un show
callejero, una cerveza regalada, una buena música para caminar y cantar.
Momentos que libera o esclaviza
la memoria, y tal vez un día, algún aroma, color o melodía, nos lo devuelven
con una sonrisa o porque no, una lágrima.
Ati Irazusta
Los Ángeles, 30 de
enero de 2010
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