A mi teléfono fijo llega un llamado. Lejos de esta
costumbre, lo dejo sonar. Una, dos, tres, cuatro veces y atiendo, entonces,
silencio.
Al rato suena, atiendo, silencio y ruido. Me pongo nerviosa,
corto.
La tercera es la vencida. Suena, atiendo. Silencio. La voz
de un hombre. Digo no te escucho y me
dicen me escuchás ¿sabés quién soy?
No tengo ni idea y me siento en falta. Se escucha
entrecortado.
Seguí hablando para
ver si te escucho.
Soy Nacho.
Reviso en mi memoria archivos de voces y Nachos y nada. No
te conozco y lo lamento tanto. ¿Con quién
querés hablar?
Corta. Lo desilusioné. Ella no era yo.
Ati Irazusta
Decepcionada.com, 14 de
febrero de 2011
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