Uno respondió que seeeeeee, otro que noooooo y el
tercero otorgó. Más sí, pasé, si yo no creo en estas pelotudeces.
Bastara que pasaran los tres minutos para que me
diera un cocazo contra el matafuegos de la pared. Puta, me cago en ser tan
hobbit. Nos reímos los cuatro y mi día siguió satisfactoriamente (S) por las
próximas cuatro horas y media.
Fue por la tarde cuando no alcancé las
expectativas de la buena fortuna y tuve que correr debajo de la lluvia hasta el
auto como una cuadra y media, cargada de bolsos y bolsas, con una campera de
gamuza nueva y sin paraguas, oh detalle. Qué lindo momento, ¿no?
En fin. Continué mi tercera jornada laboral por
dos horas y pico más, culminando altamente satisfactoria (AS) a las 19 hs.
Nuevamente, debajo de las lluvias de no noviembre, cubriéndome a myself y a mi
exceso de "equipaje", con una agraciada mantita de polar de
merchandising que llevo en el auto, corrí otra cuadra y media hasta llegar a mi
vehículo. El mismo, esperándome estaba con un ANS (aún no satisfactorio) en
Arrancamiento Total y yo reencarnada en el Calentamiento Global. Sin palabras.
Por lo tanto, a partir de los hechos acontecidos,
paso a presentar el Cuadro de la Fortuna Post Paso Subescalérico: Llueve, llueve,
llueve, llueve, llueve, once horas corridas trabajando árduamente y un auto que
tiene neumonía. Mucha tos, poco aire y cero arranque. La concha de tu madre.
Panorama para mañana: ningún paraguas, diez horas
de trabajo, un mecánico que no atiende, tres horas de espera al remolque y
la pausa son cinco minutos y la virginia es mi sobrina que está tramando algo
macabro para atentar contra su hermana nueva.
Yo no creo en las cábalas, pero que las hay, las
hay.
Ati Irazusta
Olivos enyetados, 12
de octubre de 2011
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