Alicia no es una mujer cualquiera y yo tampoco

Ensayo sobre la Alicia del país de las maravillas de Tim Burton

Alicia no es una mujer cualquiera. No le da lo mismo cualquier cosa. Es más bien diferente a las demás mujeres de su edad, por así decirlo. Es hermosa, claro, pero le distrae lo que a otras mujeres atrae. Le incomoda la moda de su época, se desinteresa por los intereses clásicos de otras damas como ella. No le asusta si se aleja de las personas cercanas. Y hasta se detiene ante lo que cualquier mujer común avanzaría: un compromiso.

“Necesito un momento”. Necesita un momento. Y es ahora, no es más tarde, ni es en un rato. Es ese momento. El momento en el que se presenta frente a ella la posibilidad de usar la libertad y materializarla en el acto de decidir. Y en esa decisión sabe que se desencadena el resto de la vida.

Ella, Alicia, estaba en ese momento. Tuvo el alma calma, la sabiduría y la paciencia de reconocer que ese era el momento en el que se juega la libertad, el de elegir, el momento que define un camino u otro camino. Un camino libera, el otro condena. Uno acerca y el otro aleja. ¿Y cómo se reconoce ese momento? Ella lo sintió, estuvo ahí presente, con el cuerpo y con el alma. Por eso pudo darse cuenta que no era lo mismo decir que sí que decir que no. Ya que una respuesta o la otra, iban a implicar a su cuerpo y a su alma por el resto de su vida.

Se detuvo ante la presencia de esa libertad. Frenó y decidió mirar hacia su corazón, hacia lo profundo de su alma, su mundo interior. Y en un primer momento no se reconoció a sí misma. Los años le habían descascarado su identidad. Cada tanto había vuelto a visitarla ese rayito de luz desde su mundo interior. Muchas noches, sus sueños quisieron recordarle que estaba viva, recordarle quién era. Pero no había prestado la suficiente atención. Vivía por vivir y hacía por hacer. Había perdido su muchosidad, lo que la hacía a Alicia, ser Alicia. Su impronta, su marca. ¿Dónde estaba su curiosidad, su intrepidez, su valentía, su inocencia? ¿Dónde habían quedado sus deseos? ¿Habían sido arrastrados en sueños de otros? ¿Habían sido barridos por ilusiones de otros, por otros quereres? Probablemente.

Tenía que buscar en su interior, volver a su raíz, a la esencia del yo, a su propia identidad, al sueño personal, al niño que habitaba en ella. Volver a ser Alicia y no en cualquier lado. Ser Alicia y en su país de las maravillas. Y desde ese lugar, poder enfrentar cada situación y a cada persona que se interpusiera en su camino; poder decir “este es mi sueño”, “yo hago mi camino”. Dejar de pensar en imposibles que irrumpieran su paso, sino pensar que sólo dependía de ella. Hacer algo grandioso, o no hacerlo, dependía de ella.

En ella estaba agarrar la espada, desafiar al Jabberwocky y seguir andando para hacer su camino. Alicia pudo transformar y animar su corazón; y así cambio su vida. Comenzó buscando en su interior. Ahí es por donde hay que empezar. Si ella pudo, también puedo yo. Solamente depende de mí o solamente depende de vos.

Ati Irazusta
Ufff, Buenos Aires, marzo de 2010

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