Hoy puede ser un gran día

"Hoy puede ser un gran día" se atreve a afirmar confiado Joan Manuel. 

Si tan sólo pudiera levantarme cada día con la constancia de proponérmelo firmemente y dejar la afirmación librada al azar. 

Hoy a las 10.35 de la mañana, después de dos noches de excesos, por decirlo de alguna manera sutil, fue lo último que pude decirme cuando me sonó el teléfono con un mensaje que me pedía que me despertara. 

Era mi hermana mayor recordándonos a todas las demás hermanas que se nos pasaba la hora para llevar a cabo el plan que ideé con entusiasmo y excelente repercusión la semana pasada. 

Plan que consistía en compartir la jornada dominical de horario completo-full-time en el paraíso isleño donde vacaciono con los más, más de lo más: mis tres hermanas y mis tres sobrinos. 

Genial propuesta turística y familiar por el delta que, en ese instante, me resultó tan fastidiosa como agobiante. 

Respiré hondo y con coraje de la galera, le respondí bajo presión que me estaba yendo a bañar para arrancar. 

El objetivo era la lancha colectiva de las 11.30 am. Con lo cual restaban menos de 55 minutos para organizarnos. Me hallaba en el departamento del conurbano, maldita sea, la pata que tenía que meterle. 

Prendí el piloto automático, me bañé, cambié, llené mi mochila de necesidades básicas, llamé a mi hermana que mora en aledaños y en el camino hacia su casa, compré una docena de medialunas. Me esperó en su esquina, de haber podido hubiera corrido, pero no daba más. 

Condujo hacia Tigre, aparcamos su coche y recibimos un llamado de la otra mitad de los participantes del plan, diciendo que ya estaban en destino haciendo la cola. Desgraciadamente no nos quedó otra alternativa que acelerar el paso hasta el galope, galope, galope. 

Con la lengua afuera y el ritmo cardíaco a pulso reggaetón, nos amuchonamos en la lancha y empezamos a disfrutar del desencanto dominguero y la brisa que corre cerca del río. 

El desembarco en el muelle del Gambado, poco tuvo que envidiarle a días de acción como en el del Día D en Normandía, ya que el combate contra la pereza estaba por comenzar y no iba a tener límites. 

Mi plan era zafarla con unos patys en el hornito, pero la muchedumbre reclamó parri para no perderle el folclore al programa. 

A Dios gracias, una hermana se hizo cargo del pedido y las demás nos encargamos de juntar ramitas y combustibles para darle apoyo y servicio. Era muy importante quedar todos con un poco de olor a humo, llegada la hora de saborear las hamburguesas. 

Con el correr de las horas, a la asadora la apodamos Mundi, haciendo alusión al encargado de los campamentos del colegio y coronándola así con el título de Colony Manager. Ya que al toque de arribada la sobrinada, se sumaron al Proyecto Colonia de Verano All Inclusive los vecinitos, llegando así a una cantidad de pibes que se cuentan con la mano. 

Afortunadamente, Mundi se encargó de todo. Mientras que los niños construyeron castillos de arena, nosotras tomamos sol y charlamos. Todos nos zambullimos y divertimos en el río. Mundi se encargó de las clases de nado y de estimular a todos en el tema acuático, ganándose así el apoderamiento de la colchoneta. 

Hubo partidito de fútbol y rincón de dibujo. Jugamos al quemado, hicieron vueltas carnero (Mundi inclusive), postas con obstáculos y hasta logramos algunas respiraciones en ronda. 

Ya entrada la noche, culminamos la jornada con juegos de adivinar lugares y animales y una que otra danza con canto campamentero en el muelle, esperando la lancha para emprender la retirada. 

Cansada y contenta, pensé en que hoy podía ser un gran día y gracias a Dios lo fue. 

Qué alegría haberlo vivido. Qué alegría que cada uno se fue a su casa con el corazón divertido y ansioso por contar lo bien que la habíamos pasado. 

Ati Irazusta 

un gran día domingo de enero de 2013

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